MADRID.- A Jon Sitiaga le gusta pensar que los periodistas son "los notarios de realidades crudas"
y que en algún momento lo que retrata y denuncia en sus reportajes será
una especie de "pruebas contra la impunidad", porque su objetivo no es
otro que dar voz a las víctimas y poner nombre a los verdugos.
Su
nombre es su propia marca, y, aunque reconoce que sus documentales
podrían hacerse sin que saliera el reportero, cree que esa forma de
narrar aporta valores añadidos, porque, según explica, "si pasa miedo", se ve en la televisión y trasciende "más allá
de lo que cuentas".
Para el periodista vasco (Irún, 1967), narrar
las vicisitudes con las que se topa el reportero hasta llegar a la
noticia tiene sentido cuando éstas se convierten en información
interesante añadida, aunque opina que en los últimos años la figura del
reportero narrador se ha estirado demasiado hasta convertirse en
"docushows".
Acaba de estrenar el documental "2014. Nacido
en Gaza", que usted produce, y Hernán Zin dirige, rodado este verano
durante el ataque israelí a Gaza. ¿Qué les lleva a hacer este proyecto?
¿Cómo se produce un documental rodado durante el propio conflicto?
Rodar
documentales en medio de una guerra no es nuevo, pero el detonante en
este caso fue que los numerosos amigos que tenemos en la zona nos
comentaban que el ataque estaba siendo bastante más furibundo que otras
veces y que estaba habiendo una destrucción como no habían visto antes.
Luego
están los datos, esa obsesión palestina por los números y los nombres
que permite saber el número exacto de muertos, no como en otras guerras.
Aquí todos tienen nombre y apellidos. Cuando decidimos ir, llevaban ya
400 niños muertos, ese fue el detonante, y hemos tratado de dar una
visión algo distinta del conflicto. Que estuvieran muriendo tantos niños
no era normal, era intolerable.
Está en la carrera a los Goya al mejor documental. Aparte de este tipo de reconocimientos, ¿siente que su trabajo es útil?
Que
un documental tenga vida en el mundo de los festivales te abre
numerosas puertas a otros entornos a los que no llegarías (...) ¿Si algo
cambia mi trabajo? Siempre que hago algo me gusta pensar que los
periodistas somos los notarios de realidades crudas y que en algún
momento un historiador, un curioso, otro periodista, un fiscal pueda
acudir a lo que nosotros retratamos en su momento para obtener datos,
pruebas o certificar que algo ocurrió.
Sobre todo los
documentales, al menos los que yo hago, me gusta pensar que son una
especie de pruebas contra la impunidad, dan voz a las víctimas y le
ponen nombre a los verdugos. Si eso va a servir para algo, no lo sé, al
menos a corto plazo, pero quiero pensar que sí a largo plazo.
Ha
realizado reportajes en múltiples territorios hostiles con el
denominador común de narrar de primera mano los conflictos en países
como Honduras, Ruanda, Israel o Irak. ¿Cuándo ha sentido que su vida
corría verdadero peligro?
Cuando trabajas en terreno hostil,
tu exposición al peligro es constante, no hace falta que ocurra un
momento determinado, todo puede explotar en cualquier momento y, por
mucha experiencia que tengas, al final no sabes qué puede pasar.
En
uno de los documentales a priori más controlado o más urbano que hemos
hecho, en Buenos Aires sobre las barras bravas, nos dieron una paliza de
la que podíamos haber salido mucho peor parados (...)
En lo último
que hemos rodado en Honduras, hemos llegado a una célula de la Mara
Salvatrucha y hemos logrado que sus líderes nos hablaran y se
confesaran. ¿Puede cambiar algo en ese momento en nuestra suerte que
haga que el tipo que ha aceptado vernos decida secuestrarnos, porque
piensa que somos medio millón de dólares con piernas? Pues te puede
ocurrir...
¿Cómo maneja esa situación?
Tú
sabes que estás en riesgo en cuanto te metes en un terreno hostil. Lo
que creo que tienes que demostrar, y es de los pocos consejos que puedo
dar, cuando hablas con malos, con verdugos o con asesinos, es respeto
hacia él, porque por algo ha accedido a verte, y que no le tienes miedo.
Si percibe que no le tienes respeto o que le tienes miedo, puede
cambiar el curso de la entrevista.
Su nombre se ha convertido en su propia marca, pero hay quien le critica por ser demasiado protagonista en sus reportajes.
Entiendo
que Canal+ contrata a Jon Sistiaga para que Jon Sitiaga haga los
documentales de Jon Sistiaga. No los puede hacer otro, ni se pueden
hacer por el momento de otra manera. Asumo que en España las marcas
periodísticas a veces no se entienden, pero eso no ocurre en otras
latitudes, en el mundo anglosajón, árabe o incluso latino, donde hay
personas que se han convertido en sus propias marcas.
Pero, si
trascendiéramos un poco de eso, que al fin y al cabo es algo que sólo
miramos los periodistas y no el resto del público, nos daríamos cuenta
de que todo el mundo firma sus informaciones, ya sea en radio, en
televisión o en prensa, y que todo el mundo que lee un periódico, lee
también quién lo ha escrito.
Otra cosa es que no le pongas cara,
pero todo el mundo sigue a un cronista parlamentario determinado o ve un
informativo porque le gusta el presentador...
En mi caso, creo
que tiene unos valores añadidos: yo, si paso miedo, paso miedo; si me
cago de miedo, me cago de miedo, y eso se ve en la tele, logra
trascender un poco más allá de lo que cuentas. ¿Se pueden hacer los
documentales que yo hago sin que salga el reportero? Sí, de acuerdo,
pero también darías mucha menos información, porque al fin y al cabo
también muestras el contexto.
¿Es importante narrar las vicisitudes que el reportero pasa hasta llegar a la noticia?
Es
importante en determinadas situaciones. Aunque es verdad que en los
últimos años ese concepto del reportero narrador se ha estirado
demasiado en formatos que se han convertido en "docushows" en Cuatro, la
Sexta, Telecinco. Se ha exagerado esa figura y, sobre todo, se ha
exagerado siguiendo a reporteros que tampoco tienen una experiencia
detrás que pueda avalar las situaciones.
Creo que tiene sentido
mostrar las vicisitudes cuando éstas se convierten en información
interesante añadida. Es decir, si ha costado mucho llegar a un tipo
malo, es relevante contar cómo se ha llegado, no que de repente la
cámara aparezca delante de un encapuchado.
Citas cadenas en las que has trabajado. ¿Qué diferencia encuentras con Canal+?
La
diferencia es básicamente que en Canal+ no existe el concepto de
publicidad ni de audiencia, y eso te permite trabajar con una
tranquilidad extraordinaria. Cuando trabajaba en otras privadas, sabía a
qué hora me programaban, qué público iba a tener, en qué momento
entraba la publicidad; por lo tanto, la narración interna es muy
diferente (...)
En Canal+ tienes tu hora, no juegas con la mucha o
poca audiencia, sino que el espectador ha pagado por ver eso cuando le
apetezca y, sobre todo, te permite en una hora construir el documental
como una película.
¿Qué reportaje le gustaría hacer en estos momentos?
Retratar
el final definitivo de ETA o documentar quién se va a encargar de
cerrar la persiana, apagar la luz y decir dónde están el resto de las
armas.